No creo que olvide
nunca el cinco de diciembre de dos mil diez. Por primera vez te vi ganar, delante de mí, en un circuito en el que creo no olvidarás jamás esa victoria tan sufrida. Me emocioné, grité, lloré, sufrí, reí, ¿y sabes gracias a quién?
A ti. No es la primera vez que me pregunto el cómo puedes hacer de esto tan duro e inhumano algo tan fácil y sencillo. Eres
increíble, lo diré las veces que haga falta, y gracias por un Igorre tan
completo, tan
mágico, tan
único, tan
Niels Albert.
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