domingo, 6 de febrero de 2011

La vida es una carrera que no pienso perder.

Si me preguntaran ahora mismo, no sabría responder cómo me siento. Y si lo explicara, mucha gente me llamaría friki, rara o algo similar. Es un deporte especial, mucho, al menos para mí, este del atletismo. Llevo muchos años de mi corta vida practicándolo, y estoy completamente segura de que si ahora me quitaran el entrenar cada día, los fines de semana de competiciones, los viajes, y sobretodo, ese montón de gente maravillosa que conocí gracias a correr (y mira que dicen que es de cobardes...) mi vida perdería sentido y mi cuerpo, entre otras cosas, ganaría kilos. Y claro, entre tantas cosas buenas tiene que haber cosas malas, ¿no? Lesiones. ¡Qué sería de mí sin vosotras, putas! Y las derrotas, para mí más conocidas como cuartos puestos


No me hace falta pensar mucho para recordar la última "derrota", es más, hace unas horas. Es una mezcla de rabia, impotencia y satisfacción. Contradictorio, ¿eh? Pues así es. En esos momentos prefiero quedar la última con una marca de mierda que estar ahí, viendo como suben al podio y mientras yo en la grada con lágrimas en los ojos. 

Pero es increíble que llegue la persona que está conmigo cada día, luchando porque no me venga abajo en momentos como ese y me diga que cree en mi, y que eche la memoria unos meses atrás para ver todo lo conseguido, gracias al trabajo, las ganas y la ilusión que ambos pusimos. Así que no es momento para tirarlo todo por la borda, no va a ser todo de color de rosa, el color negro también llega a ser bonito si pienso en que eso me hará más fuerte y aumentará mis ganas de salir a comerme el mundo en la siguiente competición, el negro es mi color favorito.


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