sábado, 5 de marzo de 2011
Porque lo único que buscamos todos en la vida es ver a la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana.
Yo no escogí enamorarme de ti. Pero la primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble, y la hora exacta de ese beso eran las 12.10 y quité la pila del reloj, para que se quedase la hora detenida para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste está metido en un reloj para siempre y ya nunca se qué hora es, pero me da igual, y desde entonces miro constantemente el reloj.
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